Esperanza
Ella me hablaba de sus días de esperanza en la vida, y de que a veces, menos que más, por estos días, solía albergarla aún, como si sintiera que podría sentirse sorprendida gratamente, es más, lo deseaba.
Pero luego, recordaba de tantas oportunidades en las cuales se ilusionó, sea por un trabajo, o por una posibilidad de ganar mejor con lo que hacía, o con el reconocimiento de algunas personas importantes, o con que quien tenía al lado se despertara y se diera cuenta de lo equivocado que estaba, que bajara su soberbia y dejara de creer que solo él tiene la verdad y se diera cuenta de que quien tiene al lado está sufriendo.... pero nada de eso ocurrió y bueno, tantas veces se había dado de bruces contra el pavimento que ya sentía dolor con solo pensar en entusiasmarse y luego caer nuevamente.
Sin embargo, había en su expresión algo que me decía que venía a mí porque creía que podía ayudarla.
De hecho en principio lo hablamos, dado que de otro modo, yo no hubiera aceptado tamaña tarea, la de escucharla y aconsejarla, en la medida de mis posibilidades. Eso ya era mucho para Ella, puesto que sentía que no podía contarle exactamente lo que sentía a nadie. Cada uno tenía sus miles de propios problemas, y los de ella, que habían sido acarreados durante tantos años, se habían acrecentado, obviamente, al dejarlos estar, eso se transformó en una bola gigante de nieve, que ya no rodaba, ni siquiera eso.... o sea, estaba completamente etancada, sin ir hacia ningún lado pero incrementando cada día más su tamaño.
Me decía que guardaba la esperanza, por eso titulé este post en particular de ese modo, en que alguien leyera estos artículos y respondiera, con algún comentario, que sintiera que se identificaba, que había pasado por lo mismo, en fin... sabía que había miles de casos peores. Casos de mujeres terriblemente golpeadas, maltratadas física y psicológicamente, y daba gracias porque el suyo haya sido solo un caso de desilusión amorosa, de haber elegido mal, pero de haber amado y haber sido amada, o tal vez estar siendo amada... pero a la manera conveniente del otro, lo cual, para ella, era lo mismo que no serlo pero ante casos tan terribles no podía ser una desagradecida.
Era tanto lo que tenía para contar, que tal vez hubiera necesitado varios días de reuniones y de hablar sin parar, pero no quería eso. Se había acostumbrado a escuchar, porque él hablaba demasiado, siempre decía lo mismo, siempre eran quejas contra el país, contra otros, o bien recordar su pasado de dolor, que ya pasó, y por el cual sufrió mucho y Ella lo ayudó principalmente en base a ese pasado de tanto dolor, de tantas privaciones, de tanto sufrimiento, pero ahora, en este presente, él no recordaba eso para evitar caer en lo mismo, sino que hacía lo posible para mantenerlo fresco, cuando debería sentir agradecimiento a la vida que le dió la oportunidad de encontrar a una mujer (Ella se decía a sí misma "una pobre mujer", así se veía o sentía) que lo ayudó desinteresadamente , simplemente por haberlo amado, y hacía más de 25 años que su vida se había transformado en una mejor vida, si bien no fue una vida de riqueza, nunca le faltó nada, y sin embargo a Ella si, porque su vida, al lado de alguien que hubiera tirado del carro a la par suya, no hubiese habido carencias como las que tuvo que afrontar.
Para él sin embargo, a pesar de haberla acompañado en esas carencias, la vida para él había sido mucho mejor de aquella que hubiera tenido que afrontar si aquel día en el departamento que Ella había logrado alquilar con sus ínfimos ahorros provenientes de un trabajo de telemarketer bancaria, le hubiera negado la convivencia y le hubiera dicho que no quería verlo más porque no podía hacerse cargo más que de su propia persona.
Pero no. El destino, el karma, o simplemente la bondad que existía y existe aun en su corazón, hicieron que Ella se compadeciera tanto de él de quien se había enamorado locamente (hoy tiene la certeza de que tal vez fue solo un tema hormonal, atracción física, exceso de deseo que no había sido satisfecho en su matrimonio fallido y que ante un hombre tan guapo y joven era imposible resistir) y ante su problema de falta de un lugar donde poder vivir, no pudo rechazar su propuesta de convivencia, cuando estaba apenas recién separada y hubiera ameritado unos años mínimamente de vida en soledad, para saber qué hacer con su vida y si realmente sentía la necesidad de volver a vivir en pareja.
Sin ninguna pausa ni tregua, Ella se puso a convivir con alguien que apenas conocía pero de quien sentía era su alma gemela, que se habían conocido de vidas anteriores y sentía que estaba profundamente enamorada y no quería perderlo porque perdería la vida.
Así, a sabiendas de lo que le esperaba, o no, o solamente a ciegas, se tiró a una pileta, sabiendo nadar muy poco y la cual apenas tenía agua.
Esa es la mejor metáfora que me deja esta reunión, y la conclusión a la cual llegué luego de esta conversación. Todo me indicaba que Ella, se precipitó demasiado, actuó por impulso, como vería que lo haría muchas veces en su vida, y no reflexionó o sopesó sobre las consecuencias de sus acciones.
Solo se dejó llevar. Y este dejarse llevar, la llevó a dejarse llevar de las narices... valga tanta redundancia.
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